sábado, 24 de noviembre de 2018

Los caballeros andantes de Martín de Riquer.

Martín de Riquer. Los caballeros Andantes Españoles. Revista de Occidente fundada por José Ortega y Gasset. Año III°, Segunda Época, Nro. 25. Madrid, 1965






“también el coraje envicia
a quién le da noche y día;” *

Señalaba el académico e historiador medievalista Martín de Riquer, conde de la Casa de Dávalos (1914 – 2013), que su par  holandés Johan Huizinga (1872 – 1945), en El otoño de la Edad Media, refirió  hechos de caballería documentados acaecidos en Francia, Borgoña y Flandés, pero muy escasamente a otros similares ocurridos por ese tiempo en España,  debidamente registrados en las crónicas de Juan II de Castilla, El “Passo Honroso”  de Suero de Quiñones o El Victorial de Gutiérre Díez de Games durante el siglo XV español. Ello revela que el caballero andante, profesión a veces rentada y/o premiada por reyes y señores, no fue un personaje meramente literario sino de la vida real, como lo fueron los albañiles y banqueros de la misma Edad Media, documentado en fuentes francesas tales como Manstrelet y Olivier de la Marche, o en las portuguesas de Zurara.

Dice asimismo que “Hechos de armas” se encuentran también registrados en los archivos de la Corona de Aragón y en manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid, señalando el autor que logró rescatar alrededor de doscientos episodios de luchas caballerescas, en los que participaron españoles de aquel tiempo con el propósito de darlos a la estampa.

Citaremos entre los mencionados en el artículo, los casos de:

Pere de Cervelló, camarlengo de Martín I de Aragón quién un 18 de mayo de 1399 festividad de Pentecostés, decide con la venia del rey partir a París a fin de enfrentar a dos caballeros  franceses de una Orden recientemente creada por un tal Boucicot (apelativo del afamado chevalier  Jean Le Meingre),  conocida como L’ Ecú Vert á la Dame Blanche. Enfrentó allí no solo a dichos caballeros, sino también a su compatriota P. de Perellós, quién el 23 de diciembre había fugado de Zaragoza con rumbo a Francia “a fin de cumplir ciertas armas con un caballero de dicho reino”. Aceptó a la postre el primero de ellos, el desafío de un jovencísimo y por entonces inexperto escudero bretón llamado Guillaume du Chastel, lance que se concretó en Segovia el 15 de septiembre de 1401, bajo el auspicio de Enrique III de Castilla, quién ofició como juez de la contienda. En la ocasión, el retador solicitó al rey un salvoconducto para trasladarse a Castilla con  doscientas acompañantes  y  otros tantos caballos.

Pero Niño quién fue invitado en 1406 por seis caballeros franceses, para ocupar en su Orden el lugar del citado mosén Guillaume du Chastel, destacado en la guerra contra los ingleses y muerto en batalla en 1404, en circunstancias del desembarco de Darmouth.

Ramón de Perellós, vizconde de Perellós y de Rada, quién obtuvo permiso del rey Ricardo II de Inglaterra, mediante un salvoconducto firmado en Westminster el 6 de Septiembre de 1397, para ingresar con veinte de sus hombres, en la gruta de ultratumba conocida como Purgatorio de San Patricio en el noroeste de Irlanda. Su intención era interesarse sobre la suerte corrida por Juan I de Aragón en lo relativo a su salvación personal.

Miquel d’ Orís oriundo de la comarca de Vich, quién se estableció en París en 1400, dispuesto a enfrentar a cualquier caballero inglés que se atreviese a desafiarlo, reto transmitido públicamente por su heraldo moro Alí en Calais y aceptado por John Prender Gast, de la corte del conde de Sommerset. 

Felipe Boyl por su parte enfrentó en 1415 al caballero castellano Lope Alfonso de Montemolín en la plaza portuguesa de Ceuta; encuentro presidido por Don Pedro de  Meneses conde de Viana, habitual juez de esos encuentros. Con posterioridad  Boyl se presentaría en Inglaterra paseándose con un cartel de desafío en idioma inglés, reto  aceptado por el escudero John Astley. El encuentro se produciría en Smithfield el 30 de enero de 1442 ante el Rey Enrique VI de Inglaterra, quién premió al valenciano con cien libras a raíz de su desempeño.

Gutierre de Quijada, señor de Villa García “un des plus redoutés chevaliers de toutes les Espaignes”, quién participó en el Passo Honroso de 1458  matando al caballero Suero de Quiñones y enfrentando más tarde en Saint Omer, a Jean de Luxembourg, bastardo de Saint - Pol, señor de Haubourding.

Al parecer los “chevaliers  errants” vagaban por el mundo provocando a otros caballeros a la lucha, presentándose en justas y torneos, o atraídos por el desafío de otros caballeros.

Armadura para campo y torneo de 1540

Relata Riquert que uno de los más afamados estilos de convocatoria fue el conocido como “Passo de Armas”, por cuanto congregaba a gran cantidad de aventureros, levantándose tablados y palcos para el público asistente y jueces intervinientes. Las condiciones de tales encuentros eran fijadas previamente en los capítulos dados a publicidad por reyes de armas, farautes, poursuivants y trompetas. El retador o mantenedor del passo, hacía saber que durante un determinado número de días se establecería en un punto señalado de un camino transitado, a fin de romper lanzas con los aventureros que aceptaran su desafío; que de producirse, podía concluir con la rendición o eventualmente la muerte de uno o mas de los participantes, convirtiéndose en el último caso en mártires de la caballería, que rara vez se autorizaba fuesen enterrados en sagrado.

Menciona el autor entre los más destacados, el Passo de la Fuerte Ventura, consistente en una fortaleza construida en madera con torres, estandartes, un grifo dorado, un navío y una rueda de la fortuna, celebrado en Valladolid el 18 de mayo de 1428, en el cual murió el mantenedor Álvaro de Sandoval. El Passo Honroso ocurrido en puente de Orbigo  en el  camino de Santiago, entre los días 10 de julio y 9 de agosto de 1434, defendido por Santiago Suero de Quiñones con otros nueve mantenedores. Se rompieron durante el mismo ciento sesenta y cinco lanzas aunque se habían prometido trescientas, asistiendo al mismo sesenta y ocho aventureros.

En 1440 Ruy Díaz de Mendoza defendió en Valladolid un passo convocado en ocasión de las bodas del infante Don Enrique y la princesa Doña Blanca, el que debió ser interrumpido al morir los caballeros Pedro Puertocarrero y Juan de Salazar, quedando otros tres gravemente heridos. Durante el Pas de L’Arbre de Charlemagne en Dijon (1443), el caballero español Pedro Vázquez de Saavedra enfrentó al duque de Charny. Por su excelente actuación el duque de Borgoña lo premió y convirtió en su chambelán, sirviéndose posteriormente de él en embajadas y guerras por mar y tierra. Participó en el mismo, el caballero y destacado escritor castellano mosén Diego de Valera quién enfrentó al mantenedor Tibauit de Rougemont. Valera sería más tarde derrotado por Jacques de Challant, señor de Manille, en un encuentro personal ocurrido en Dijon, en el que fue derribado de su corcel.

El 13 de noviembre de 1455 en la Plaza Born de Barcelona se realizó el Pas du Pin Aux Pommes D’Or, cuyo desembolso ascendió a treinta mil florines para su costeador y mantenedor el Chevalier du Pin conde de Foix. Consistió en defender un pino provisto de manzanas de oro, bajo el cual estaba sentada La Dama de la Foresta Secreta, a la cual los caballeros perdidosos estaban obligados a obsequiarla con un rubí.

Observa finalmente el autor que las novelas de caballería del siglo XV como el Curial e Güelfa, el Tirant lo Blanche o el Amadís de Gaula entre otras,  fueron  reflejo de la sociedad  de aquella época retroalimentándose ambas en forma reciproca. Por nuestra parte, concluiremos señalando que a personajes como los arriba descritos, les serían tal vez aplicables versos plasmados cinco siglos más tarde, dedicados a otros sujetos de probado coraje aunque de cuestionada honestidad y oscuro linaje, que dicen: “hombres de amor y de guerra / y en el peligro  primeros, / la flor de los cuchilleros / y ahora los tapa la tierra.”*
                                                                                                           
                                                                                                            José Luis Mignelli

*Jorge Luis Borges (Milonga de dos hermanos. Para las seis cuerdas. Buenos Aires, 1965)

                                                                                                    
Glosario:
Aventurero: caballero que acepta un desafío.
Capítulos: condiciones del reglamento a las cuales se debían ajustar los encuentros de un Passo de Armas, establecidos por el promotor del mismo.
Chambelán: camarlengo, camarero.
Chevaliers errants: caballeros andantes.
Faraute: heraldo, mensajero, entremetido.
Mantenedor o retador: el caballero desafiante posicionado en el lugar a defender.
Poursuivants: (lit. perseguidores, perseverantes). Alusión a “persevante de armas”, oficial de armas de menor rango dependiente de un noble o colegio heráldico.
Redoutés chevaliers: caballeros de temer o capaces de inspiran temor a causa de su destreza.
Reyes de Armas: título de dignidad y máximo honor concedido por los reyes a meritorios y esforzados caballeros, desprovistos de armas y asistentes a los torneos para decidir en situaciones dudosas, así como sobre los premios y remuneraciones a adjudicar a los participantes. Estaban encargados además del registro de los blasones (escudos con sus símbolos) y a la observancia de las leyes heráldicas.
Romper lanzas: referencia a un encuentro o desafío en el que se producía la rotura de las lanzas (labradas generalmente en madera de fresno), portadas en justas y torneos, al golpear contra el escudo y/o armadura del oponente dando en tierra con él.
Trompetas: alusión al portador del instrumento y al toque del mismo, solicitando atención  en forma previa al anuncio de un acontecimiento.




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