miércoles, 10 de abril de 2013

Reseña e interrogantes sobre el sable atribuido a los Generales Belgrano, Güemes y Alvarado. Las pistolas de Belgrano.


Manuel Belgrano
Óleo de P. C. Ducros Hicken
Museo Histórico Nacional

Por José Luis Mignelli
                

“Tengo el honor de dirigirme a Ud. a efectos de comunicarle los datos que he podido obtener sobre el origen del sable del General Miguel de Güemes.”

 Tcnl. Bernard Belondrade. Agregado de la Gendarmería Nacional de Francia. (7/VI/1994)

                                                          

El 1º de Octubre de 1819 José María de Nadal en representación de su primo, el comerciante porteño Miguel Riglos, ofreció en Salta al Gral. Martín Miguel Juan de la Mata Güemes (1785 – 1821), un fino sable de parada. Éste acusó recibo el 19, sin que la donación se hubiese perfeccionado con la entrega del arma. Ésta se encontraba en tránsito y en manos de su portador, un paisano de apellido Zuviría. A la muerte del prócer, ocurrida el 17 de Junio de 1821, como consecuencia de las heridas sufridas en una escaramuza con tropas realistas, el sable acompañó su féretro, quedando posteriormente en poder de su primogénito Luis Güemes Puch. Éste lo obsequiará más tarde a su amigo, el gobernador de Salta y guerrero de la Independencia Rudecindo Alvarado (1792 – 1872).


General Güemes
por Eduardo Schiaffino

En 1881 Antonina Alvarado viuda de Moyano e hija del General Alvarado, donó el sable al Congreso de la Nación. Una década después, la Cámara de Diputados mediante nota cursada por su prosecretario A. M. Tallaferro, de fecha 10 de Septiembre de 1890, cedía el sable en calidad de depósito al Museo Histórico de la Capital. La entrega se realizaba con cargo de devolución, para el supuesto de que el repositorio de reciente creación fuese clausurado. Su impulsor y primer director Adolfo P. Carranza, demostraba por entonces una febril actividad, recolectando objetos y documentos históricos para el mismo. El museo funcionaba por entonces, en el edificio todavía existente, en el Parque Botánico de la Ciudad de Buenos Aires. (1)

 Se ha sostenido que el sable de Güemes, había pertenecido en forma pretérita a Belgrano (1770 – 1820), no conociéndose evidencia que así lo acredite. Por el contrario, se ha señalado que el creador de la bandera no se encontraba en Salta por aquella fecha y aún que Güemes y Belgrano no tuvieron contacto físico (2), aunque sí una vasta y afectuosa comunicación epistolar. Se atribuye a la donante haber mencionado la previa pertenencia del sable a Belgrano, en circunstancias de efectivizar la donación. Pero ¿de dónde habría surgido su personal convencimiento al respecto?


"La Agonía y Muerte de Güemes"
Cuadro al óleo de Antonio Alice, fechado en 1910.
Medalla de Oro de la Exposición Internacional de Arte del Centenario.
Actualmente se encuentra en la Legislatura Provincial de Salta.

Grenón, en su conocida obra sobre armas blancas de la República Argentina, no hace referencia al sable de Güemes. Describe en cambio un sable de Belgrano, dibujándolo de su mano, entre otros existentes en el Museo Histórico Nacional. Sus características distintivas: aro de oro y cabeza cascada, son semejantes al que nos ocupa. Conforme a Grenón (3), la Asamblea Constituyente decretó la entrega de un sable al prócer, en premio por su actuación en la Batalla de Salta (20/II/1813), con las siguiente especificación: “un sable con guarnición de oro; grabándose en la hoja la siguiente inscripción: La Asamblea Constituyente al benemérito General Belgrano”.

¿El sable descrito por Grenón, era el de Güemes? ¿Grenón concluyó afirmativamente sobre su pertenencia a Belgrano, en base al rótulo con que era expuesto en el MHN y sin confirmar que la leyenda difundida por El Redactor de la Asamblea, figurase en la hoja? Si así fue, cabe preguntarse porque no hizo mención a las sucesivas y posteriores titularidades, en cabeza de los generales Güemes y Alvarado. ¿Las pistolas con llave de chispa e incrustaciones en plata y oro, con las que Belgrano fue distinguido por sus triunfos en Tucumán y Salta, pudieron ser un premio sustitutivo del sable? Al costo de 637 pesos y siete reales, el Cabildo de Buenos Aires costeó un par de pistolas de los prestigiosos armeros Tatham & Egg*) de Inglaterra. (Vid Acuerdo del Extinguido Cabildo de Buenos Aires del 25 de Noviembre de 1814). Conforme a documentación histórica divulgada por el Instituto Nacional Belgraniano, el 21 de Agosto de 1814 las armas fueron remitidas al prócer con un oficio y en manos de su portador D. Francisco Joaquín Muñoz. Belgrano acusó recibo el 25, en el margen del mismo documento y agradeciendo el envío, desde su convalecencia, la chacra familiar del Caserío de Perdriel en San Isidro. Al fallecer en 1820, pasarán más tarde por decisión familiar a Juan Nepomuceno Terrero, quién las obsequió a Juan Manuel de Rosas en 1834. (4) Las pistolas de calibre “16 en libra”, disparador “al pelo” y finamente labradas con motivos de viñas y trigos, llevan la siguiente dedicatoria en los planos de sus cañones octogonales de 10,5 pulgadas de longitud: “La ciudad de Buenos Ayres at (al) General Belgrano.” “Vencedor en Tucumán y Salta.” “La libertad de la patria establecida.” El escudo de la Asamblea del Año XIII está cincelado en las empuñaduras, con la inscripción “Provincias Unidas del Río de la Plata.”



Pistolas del General Belgrano, de la firma Tatham & Egg

Aporta confusión, la existencia de otra pistola que perteneció a Belgrano depositada en el MHN y donada al repositorio por Estanislao Zeballos. Su origen es español, de la Villa de Ripoll. Presenta la típica culata con terminación en forma de bola ornamentada en bronce, llave a la española y arco de guardamonte provisto de espolón para apoyo del dedo medio, rematando el extremo de la caña en una abrazadera en metal amarillo. El nombre del General fue grabado en la parte superior del cañón y carece de punzón de fabricante. El Museo la registra también como una distinción del Cabildo porteño a consecuencia de sus victorias en Tucumán y Salta, acción esta última conocida alternativamente como Batalla del Campo de Castañares. De lo expuesto, puede concluirse que pudo tratarse de un obsequio improvisado en la emergencia, mientras la caja con pistolas de presentación, engalanadas con hojas de parra y enredaderas representativas de “la riqueza agraria de las Provincias Unidas” se alistaba en Inglaterra.



Pistola de Ripoll del General Belgrano (MHN)

Un trabajo reciente sobre el prócer, señala que: “Este jefe a mediados de marzo de 1813, al entrar al territorio jujeño dejaba estampado en el libro de Actas del Cabildo: “Aquí concluyó el Cabildo establecido por la tiranía, y que fue repulsada, arrojada, aniquilada y destruida con la célebre y memorable victoria que obtuvieron las armas de la patria el 20 de Febrero de 1813, siendo el primer soldado de ellas Manuel Belgrano.” “

“Agradecía al gobierno de Buenos Aires el honor de recibir el sable con guarnición de oro en la hoja. La inscripción decía: “La Asamblea Nacional Constituyente al benemérito General Manuel Belgrano.”” (5) Recuérdese que poco había transcurrido desde la batalla y por tanto el prócer aludiría a la adjudicación de la distinción, sin acusar recibo de momento, por la recepción material del premio. ¿Se concretaría la entrega? Después de las victorias sobrevinieron Vilcapugio y Ayohuma (ambas batallas en 1813), y con ellas el fracaso de la Segunda Expedición al Alto Perú, lo que motivó el proceso de Belgrano a causa de esas derrotas. No fue hasta Septiembre de 1814 en que obtuvo el sobreseimiento definitivo por parte del Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas. Curiosamente había recibido las pistolas poco antes de su rehabilitación.

 Junto con el sable Belgrano recibiría un premio pecuniario consistente en la suma de 40.000 pesos y que él destinó en forma inmediata, a la fundación de cuatro escuelas en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. La donación no se cumplimentó en forma inmediata, ni aún mediata. Escribió al respecto Enrique Mario Mayochi en 1995: “En la segunda mitad de la presente centuria, la autoridad nacional de la Argentina resolvió honrar la memoria de Belgrano erigiendo las cuatro escuelas concebidas por él. La primera en inaugurarse fue la de Tarija en Bolivia. Por su parte el actual gobierno dispuso que se levantasen las otras tres, decisión que al presente tiene principio de ejecución con la de Tucumán.” Sin embargo la suma parece haber estado disponible desde un principio, ya que existe constancia de que su albacea y heredero testamentario, retiró de la misma el importe de 6.666 pesos para atender a la educación de Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano Helguero, hija natural del General. (6) ¿Pudo acontecer el mismo incumplimiento respecto a la entrega del sable? De haber ocurrido, no sería el único caso. En un oficio fechado el 1 de Marzo de 1817, suscrito por el Director Supremo de las Provincias Unidas Juan M. de Pueyrredon y dirigido al General San Martín, aquél le anuncia el envío de un premio consistente en un sable y un par de pistolas, con la que había sido distinguido. Al pie de dicho documento, escribiría el Libertador años después:

"Grand Bourg, a siete leguas de París, 17 de Julio de 1840.

Esta donación, como todas las demás hechas por los diferentes estados sudamericanos, ha quedado en ofertas hasta la fecha.

San Martín."




Réplica del sable

El arma en cuestión se encuentra hoy en el MHN, reubicado desde 1897 en el edificio de la calle Defensa 1600 en Parque Lezama y registrado bajo carpeta Nro. 1459, que contiene la siguiente descripción:

“Fecha de Entrada: Septiembre 16 de 1890

Objeto: Sable que perteneció al Gral. Belgrano, pasando posteriormente a poder de los Grales. Güemes y Rudecindo Alvarado respectivamente.

Medidas: largo 1,03 m; de la hoja 0,86 m.

Descripción: Hoja de acero muy corva con figuras y adornos dorados en su tercio superior, de un solo filo, lomo redondo, ancho vaceo en ambas mesas desde la espiga hasta la misma punta. Carece de bigotera, no lleva marca de fábrica ni inscripción alguna. Guarnición de aro de bronce dorado y cincelado con varias figuras simbólicas y ornamentales. Asta de bronce cincelada.

Vaina dorada con dos abrazaderas y anillas correspondientes, teniendo a su derecha tres aplicaciones de bronce representando varias escenas de guerra. El resto de la vaina se halla repujada artísticamente.

Donante: Honorable Cámara de Diputados.

Fdo. Alejo B. González Garaño, Enrique A. Vidal y R. Zabala”


....................................................................................................................................

Observaciones: este sable está fechado en el registro del Museo a nombre del Gral. Rudecindo Alvarado. En la empuñadura no tiene una de las cachas de nácar, y la que conserva se encuentra quebrada faltándole un trozo.” (Sic)

Por nuestra parte señalaremos que el arriaz se compone de aro guardamano, gavilán de parada y escudetes y que la curvatura no parece excesiva si la comparamos con otras de su época, o atendiendo a su flecha, es decir a la máxima profundidad registrada entre el lomo de una hoja y una línea idealmente tendida entre el hombro y la punta de la misma.,86 m.o

Una copia más corta del sable (880 mm), es portada como símbolo jerárquico por los Comandantes Inspectores de Gendarmería Nacional, conforme al Decreto Nro. 7149 de fecha 26 de Junio de 1957, que reglamentó los uniformes de esa fuerza. Una consulta efectuada por ésta, al Agregado de la Gendarmería Nacional de Francia, acerca de la presunta procedencia gala del original, arrojó resultado positivo, señalándose que el sable no corresponde a un modelo del Instituto de Egipto bajo el Primer Imperio, sino al período subsiguiente de la Restauración (1814). Asimismo, que no fue realizado por un arsenal o manufactura real, sino por un armero civil que no estampó su nombre o punzón en la hoja. (7) También la Fuerza Aérea Argentina decidió, en ocasión del Bicentenario del General Belgrano (1970), instituir para sus Brigadieres una réplica del sable. Por razones presupuestarias esta decisión no se efectivizó hasta 1979.
 

Referencias:

(1)   El Museo de la Capital fue creado el 24/V/1889 por el Intendente Municipal Francisco Seeber e inaugurado el 30/VIII/1890 como Museo Histórico de la Capital. Con fecha 26/IX/1891 fue nacionalizado por un decreto del PEN.

(2)   Luis Güemes Ayerza. “El sable del Gral. Güemes.” Revista de Gendarmería Nacional. Nro. 40 del año 1970, y José Eugenio San Julián. “El origen del sable del General Güemes”. Revista de Gendarmería Nacional. Nro. 129 del año 1994. Los autores de estos artículos, niegan categóricamente que el sable de Güemes haya pertenecido alguna vez a Belgrano, opinión no compartida por el Instituto Nacional Belgraniano. (Dice San Julián: “No existió encuentro físico entre Belgrano y Güemes, como tampoco testimonios probatorios de la donación del primero al segundo, de un arma que jamás usó ni tuvo en sus manos.”

(3)    Pbro. Nicolás Grenón SJ. Sables Históricos. Edición oficial limitada a 300 ejemplares sin numerar. Talleres Gráficos de la Penitenciaría. Córdoba, 1933. (“La Asamblea Constituyente en Buenos Aires y en Sesión de 8 de Marzo, al decretar premios de honor para los vencedores de Salta, para Belgrano entre otras cosas se le dé “un sable con guarnición de oro; grabándose en la hoja la siguiente inscripción: La Asamblea Constituyente al benemérito General Belgrano.” (El Redactor, Nro. 3)”)

(4)    Vid. Adolfo Saldías. Papeles de Rozas. Dos Tomos. Talleres Gráficos Sesé y Larrañaga. La Plata 1904 y 1907. (Tomo I, Págs. 122 / 123). Adolfo Saldías. Papeles de Rozas. Tomo I (único publicado). Ediciones Antártida. Antonio Dos Santos - Editor. Buenos Aires, 1948. (Págs. 151 / 152). **) Un artículo publicado en La Nación de Buenos Aires el día 14 de Octubre de 2006 por Loreley Gaffoglio, dice que “Al fallecer Belgrano, en 1820, las armas quedaron en poder de su albacea y abogado, Juan Terrero” (Sic). Conforme a la autora, fue Máximo Terrero hijo de Juan Nepomuceno, quién “casado con Manuelita Rosas, decidió en 1835 ofrendárselas a su suegro, Juan Manuel de Rosas,…” (Sic). Debe señalarse que heredero y albacea del prócer fue su hermano, el canónigo Domingo Estanislao Belgrano y que Máximo Terrero no era por entonces yerno de Rosas, sino un secreto pretendiente de su hija, afecto al que esta no era indiferente. El mismo artículo incurre en contradicción, al ilustrar el texto con la dedicatoria sobre reserva en dorado de la caja, que dice: “A su amigo Jn. Ml. de Rozas – Jn. N. Terrero”, la que revela sin sombra de duda, al verdadero donante. Cabe mencionar que Máximo siguió a Manuela Rosas en su obligado exilio de Southampton, contrayendo ambos matrimonio el 23/X/1852 y fijando domicilio en la ciudad de Londres. Rosas alude escuetamente en su testamento a un par de pistolas, al disponer: “Las dos pistolas fierro del Tucumán las dejo a Máximo.”, según reza la Clausula Nro. 32 del Codicilo y Adiciones, firmado en Burgess Farm el 28/VIII/1873 y ante los testigos que manda la ley el 22/IV/1876. ¿Eran estas las pistolas de Belgrano a las que nos estamos refiriendo? Así lo sostiene Demaría en su Historia de las Armas de Fuego en la Argentina. ***) ¿A qué aludiría Rosas con la enigmática frase “fierro del Tucumán”? ¿Es una velada alusión a la batalla homónima? o indicativo del origen del mineral de hierro con el que las pistolas pudieron haber sido forjadas por razones telúricas o sentimentales. No tenemos respuesta categórica sino solo un indicio acerca de este interrogante, pero Rosas fue muy explícito al mencionar otras armas en su testamento. Cabe también considerar: ¿por cuál razón la dedicatoria al General Belgrano es de la Ciudad de Buenos Aires (mas allá de haber sufragado ésta el gasto), cuando debió ser suscripta según la autora por la Asamblea?, ya que sostiene: “Las pistolas como obsequio en una de las sesiones del Congreso Constituyente vienen a reflejar la alta estima de los patriotas por su gesta.” La Caja de Palo de Rosa conteniendo las pistolas, munición y accesorios, fueron exhibidas en el Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires y en el Senado de la Nación, antes de ser subastadas en XI/2006 por la firma Christie’s de New York. Se habría obtenido por ellas la suma de u$s 374.400.- (Trescientos setenta y cuatro mil cuatrocientos dólares estadounidenses), ante un Estado Argentino emergente de la crisis, pero siempre indiferente. Al año siguiente, las pistolas habrían reingresado temporalmente al país a fin de ser exhibidas en la Tercera Edición de la Feria de Anticuarios de Buenos Aires realizada en el Palais de Glace, entre los días 8 y 16 de Septiembre de 2007. Esto permitiría presumir que el adquirente (quién exigió anonimato en ocasión de la subasta), podría ser un connacional rioplatense. Las pistolas fueron presentadas en la Feria por el Sr. Eduardo Cohen, titular de la firma “Arita Joyeros y Anticuarios.”

(5)    Cristina Minutolo de Orsi. Belgrano y el principio de Unidad Nacional. En el Año Belgraniano 1812 - 2012. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Nro. 1, Segunda época. Año 2012. Anuario. (págs. 40/41).

(6)    Vid Enrique Mario Mayochi. Las escuelas de Belgrano e Isaías José García Enciso. Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano. Ambos trabajos en Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria. Instituto Nacional Belgraniano. Manrique Zago Ediciones SRL. Buenos Aires, 1995 (Dice García Enciso: “Según constancias existentes en el Archivo General de la Nación, firmadas el 28 de Enero de 1886 por el presidente de la Junta de Administración de las deudas de la Independencia, don Pedro J. Vela, y el secretario contador Alfonso de María, el canónigo Belgrano retiró de la cuenta de 40.000 pesos, destinados por Belgrano para la dotación de cuatro escuelas, la suma de 6.666 pesos para la educación de Manuela Mónica.”

(7)   Vid. José Eugenio San Julián. Artículo citado.
 

Llamadas:
 

*) Henry Tatham (1770 – 1835) & Joseph Egg (1775 – 1837). Gunmakers & Sword Cutlers to George III. 37 Charing Cross, County of Middlesex (circa 1801/1814). La sociedad se disolvió el 8 de Septiembre de 1814 y Jean Joseph proveniente de una familia de armeros se instaló en el Nro. 1 de Piccadilly, en Londres, adquiriendo gran fama por sus pistolas de duelo. Se atribuyó la invención del pistón o capsula de cobre con fulminante de mercurio para las armas de percusión, que otros adjudican en cambio al artista e inventor Josuha Shaw.

**) XLV – Carta de J. N. Terrero a Rozas, anunciándole el envío de unas pistolas que pertenecieron a Belgrano.
 

Julio 23/834
 

Mi querido amigo Juan Manuel:
 

  Una casualidad hizo que vinieran a mi poder, por voluntad de la familia, esas pistolas memoria del inmortal ciudadano y compatriota el Gral. D. Manuel Belgrano. Yo creo que ellas tienen el mérito de ser una alhaja, con que fueron premiados, en parte, los patrióticos servicios de aquel ilustre Porteño; y pareciéndome que ningún otro que tú puede ser mas acreedor de poseerlas, tengo el gusto de pasártelas como un recuerdo de la gratitud con que me honras de ser tu primer amigo y compañero.
 

J. N. Terrero


XLVI – Carta de Rosas a Terrero, agradeciendo el envío de las pistolas que pertenecieron a Belgrano.
 

Julio 24/834
 

Mi querido Juan:
 

  Favorecido por la sincera expresión de tu apreciable de ayer con la que te has dignado pasar a mi poder las pistolas que se hallaran en el tuyo por voluntad de la familia del inmortal Ciudadano y Compatriota nuestro General Dn. Manuel Belgrano, mi gratitud obligada justamente sabrá estimarlas reconociendo en ellas una de las memorias de honor con que fueron premiados en parte los servicios de aquél Ilustre Porteño.

  Las conservaré también como un recuerdo de tu fina amistad, y de la gratitud como que me honro de ser tu primer amigo y compañero.
 

Juan Manuel de Rosas


***) Rafael M. Demaría. Historia de las Armas de Fuego en la Argentina. 1530 – 1852 EDICIONES CABARGON. Buenos Aires, 1972 (Vid páginas 347/ 349 e ilustraciones Nros. 25/27)


Dice Demaría: “Las pistolas han sido fabricadas por la firma inglesa Tatham & Egg. Son, naturalmente, de chispa y se apartan del severo diseño que para entonces se imponía entre los armeros ingleses. Están lujosamente decoradas con incrustaciones de plata y plata dorada en la caja y punzones y letras de oro en la platina y cañón.”

Señala que la expresión de Rosas al mencionarlas en su testamento, obedece a que se decía que sus cañones habían sido fabricados con hierro del famoso aerolito de Pampa del Cielo en Santiago del Estero, para lo cual se habría enviado un trozo de dicho metal a la fábrica.

Después de la muerte de Máximo y Manuelita, las pistolas habrían sido enajenadas a un coleccionista inglés quién las conservó hasta su muerte en 1930, pasando entonces a manos de W. Keith Neal de Warmister, Wiltshire, Inglaterra, en cuyo domicilio el autor tuvo ocasión de observarlas durante una visita. Conforme a información periodística, otro de los posteriores poseedores de estas pistolas fue William Simon, ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos de América.

Glosario:
 

Calibre 16 en libra: Significa que son necesarias 16 balas esféricas de plomo, del mismo diámetro del cañón para completar el peso de una libra.
 

Caña: Una de las tres partes en que se divide la caja de una pistola: caña, cuerpo y culata.
 

Disparador “al pelo”: Voz técnica que alude al mecanismo que ha sido calibrado para que una mínima presión sobre la cola del disparador, resulte suficiente para efectuar el disparo.
 

Llave de Chispa o de Sílex: Su aparición data de c. 1540/1550. Consiste en un gatillo, can o pie de gato provisto de dos quijadas accionadas por un tornillo que sujetan una piedra de pedernal tallado, y una batería; montadas ambas sobre la platina. Al oprimir la cola del disparador, el gatillo previamente montado, cae sobre la batería originando chispas que inflaman el cebo depositado en la cazoleta. Esta última está conectada a la recámara del cañón mediante un oído, produciéndose así la deflagración de la pólvora y el consiguiente disparo. Las llaves de chispa se clasifican en: Llave de Snaphaunce (de Schnapp – Hann: voz holandesa que significa “pica la gallina”, por la similitud de ese movimiento con el accionar del gatillo al caer sobre la batería), Llave a la Española, Llave a la Francesa, Llave a la Moda o de Madrid, Llave Balcánica y Llave a la Caja.
 

Llave a la Española: También llamada de miquelete, miguelete o de patilla. Se caracteriza por presentar el muelle real y la mayor parte de las piezas, en la parte exterior de la platina. El tornillo que acciona las quijadas del gatillo remata en una anilla y el rastrillo en forma de L, reúne en la misma pieza una batería ranurada y la tapa de la cazoleta. El pie de gato en sus dos posiciones: armado y seguro, es mantenido en las mismas por dos calzos que atraviesan la platina saliendo al exterior. Su origen se remonta a c. 1580 y se atribuye su invención a Simón Marquarte (el mozo).
 

Platina, pletina o plantilla: Plancha metálica de hierro o acero sobre la que se montan las piezas de una llave de fuego ya sea de chispa o sílex o de percusión.
 

Ripoll: Villa de España en la provincia de Gerona, al norte de Barcelona y al pie de los Pirineos, conocida desde la Edad Media por su industria armera de tradición alemana e italiana. Esta se trasladó finalmente a Berga en 1835, a causa de las invasiones napoleónicas y de la primera guerra carlista, que destruyeron repetidamente sus talleres. Uno de sus destacados maestros armeros fue Eudal Pous, quién trabajo también en Madrid.
 

Rudecindo Alvarado: General argentino y guerrero de la Independencia. Gobernador de Mendoza y Salta. Militó en el unitarismo, pero en 1848 regresó al país amnistiado por Rosas. Fue Ministro de Guerra y Marina de la Confederación Urquicista, Mariscal de Campo de Chile y Gran Mariscal del Perú.
 

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sábado, 6 de abril de 2013

Las primigenias bayonetas. Su origen y evolución.


                          Por José Luis Mignelli

 

“Cette arme, que jadis pour dépeupler la terre, dans Bayonne inventa le demon de la guerre.” Voltaire
 

“Arma modernamente introducida que ufan los soldados de infantería y dragones y fe compone de un hierro acerado, para herir de punta.” Diccionario de la Real Academia Española, Año 1726
 

“Con las bayonetas puede hacerse de todo, menos sentarse en ellas”
Emilio Castelar (Discurso pronunciado en las Cortes de Madrid)




Una descripción que presuma de integral aunque no de exhaustiva, dirá que bayoneta es el arma blanca complementaría del fusil, a cuyo cañón se adapta, internamente y por la boca mediante atascamiento de su empuñadura a presión, o externamente por alguna suerte de mecanismo destinado a ese fin. Todo ello al sólo efecto de convertir el arma de fuego en arma de asta. Su presencia en el campo militar se hace conspicua en el Siglo XVII (Circa 1640), a consecuencia del limitado poder de fuego provisto por el mosquete. La impotencia de la infantería frente a las cargas de la caballería, hacían necesaria la utilización de la pica, que a su tiempo será desplazada y reemplazada por el fusil con bayoneta. A través de la historia esta última evoluciona, hasta reunir y desempeñar eficazmente funciones independientes: utilización manual e idóneo accesorio del fusil.


Bayonetas de cubo diversas.

Los esfuerzos para poner en claro la etimología de la palabra bayoneta y el origen del arma, pueden resumirse así:

Bayoneta derivaría de Bayona, del vasco Ibai Ona, el Vado Bueno, ciudad francesa en el Departamento de los bajos Pirineos sobre el Río Adour. Se sostiene que nació la bayoneta en esta ciudad desde antigua famosa por su herrería y cuchillería en el año 1523, durante el sitio que en esa fecha sufrió por parte de ingleses y españoles. Esta aseveración puede vincularse a un diccionario francés de 1694 (Ménage), que describe el arma y explica el origen de su nombre, definiéndola como un “sorte de poingard, ansi appelée de la ville de Baionne.”

Ahora bien, un célebre militar francés, Jacques de Chastenet Chevalier Signeur de Puységur, la describe en sus memorias del año 1647 en los siguientes términos: “las bayonetas tenían una empuñadura de un pie de largo y las hojas eran tan largas como las empuñaduras, estando estas últimas adaptadas para ser colocadas en la boca de los fusiles luego de haberse disparado.” (1) Albert N. Hardin Jr., identifica al citado Puységur como “The first tactical user of the bayonet and its accredited inventor.” (2)

Una segunda teoría, dice que la voz bayoneta provendría de una posición geográfica homónima de los Pirineos, en la montaña de Arrhune, (La Bayonnette). En la misma habría tenido lugar un enfrentamiento entre españoles y vascos franceses, en el que estos últimos resultaron victoriosos como consecuencia de un ataque al arma blanca, realizado con improvisadas bayonetas, consistentes en sus navajas  precariamente fijadas en el cañón de los arcabuces.

Se atribuye asimismo a los holandeses el haber sido los primeros europeos en utilizarlas, y habría sido de los “Malais de Madagascar” de quienes aprendieron a convertir el fusil en pica, fijando en la boca del cañón la empuñadura de sus dagas. (3)

Un diccionario francés de 1611 (Cotgrave), así como el Glossaire de la Lengue Romane de Roquefort, registran el término “Bayonnier”, definiéndolo como un ballestero. La inquietud por explicitar esta información originó dos interpretaciones. La primera sugiere que la primer bayoneta pudo consistir en un virote o perno de ballesta, fijado al cañón del mosquete ante la necesidad de defenderse del ataque de un soldado de a caballo, circunstancia avalada por Robert  Wilkinson  -  Latham al señalar que “la vieja palabra francesa para flecha era “bayon”. (4) La segunda en cambio sostiene que los ballesteros solían distinguirse por portar una espada corta, de la cual se habría derivado luego la bayoneta. En forma reciente William Reid en su Histoire des Armes (5), dice que el vocablo bayoneta proviene del francés “bayoner”, que significaría literalmente “meter una espita en el tonel”. Alude sin duda a la antigua costumbre de los bodegueros, de acceder al contenido de los barriles, roscando en un orificio practicado al efecto, una espita o canilla de sección cónica, acción muy semejante a la necesaria para calar la primitiva bayoneta en la boca del cañón.


Vista parcial de una colección de bayonetas de cubo.

Por último y de acuerdo al Espasa Calpe español, mientras bayoneta sería para algunos el nombre de un puñal conocido en Francia desde fines del Siglo XVI, para otros solo sería el nombre de la vaina en la cual el arma era portada.

Conforme a lo explicado la primera bayoneta no fue más que un puñal o una daga, cuya empuñadura de forma ahusada se introducía en el ánima del cañón, de tal manera que cuando aquella estaba armada el mosquete no podía ser disparado. Esta circunstancia explicaría el por qué en su concepción primitiva, no pudo desplazar inmediatamente el uso de la pica en los ejércitos. Al descargar su mosquete el infante se retiraba a retaguardia bajo la protección de los piqueros, circunstancia que le permitía recargar el arma antes de volver a la línea de batalla. La bayoneta de tapón, cuyo mango operaba como clavija de conexión en la boca del mosquete, le permitía defenderse utilizando a éste como arma de asta, pero le impedía al mismo tiempo la recarga y el subsecuente disparo. La bayoneta de tapón reconoce tres estadios en su evolución: a) el primero corresponde al relato de Puységur, conforme al cual según hemos visto, tanto las hojas como las empuñaduras tenían un pie de largo, b) el segundo surge de una descripción realizada por Robert Hartford, en su Tratado de Disciplina Militar Británica de 1680, en la que se destaca la ausencia de cruz, hoja de doble filo de un pie de largo y una simple asa o mango en lugar de la empuñadura, de entre 8 y 9 pulgadas de longitud; y c) el de su evolución definitiva en 1686, cuando contó con una empuñadura provista de bulbo, virola, pomo, hoja y guarnición de salvapuños. (wood onion shape grip).


Bayoneta de tapón.
Referencias: A) Hoja, B) Guarnición, C) Empuñadura adaptada.

Si bien la bayoneta devino esencialmente en un arma militar, su uso no se limitó a los ejércitos, extendiéndose también a las armas de caza, campo este último donde los estudiosos creen encontrar su origen. En 1660 Luis XIV prohibió en Francia mediante una proclama, su utilización en las armas deportivas, a causa de los accidentes que frecuentemente acaecían. (Vid Le Passe et L’Avenir de la Artillerie).

El primer avance de envergadura en la evolución del arma, fue la invención del cubo, inicialmente atribuida por algunos a Sebastián Le Preste, Señor de Vauban, famoso ingeniero y militar de Francia y por otros al General inglés Hugh Mackay. En rigor de verdad la aparición del cubo como cilindro hueco de bronce, hierro o acero en el que rematan los hombros de la hoja a través de un codo, parece ser posterior y todo lo que Mackay vislumbró fue la posibilidad de sujetar la bayoneta al mosquete por medio de dos anillos dentro de los cuales pasaba el cañón. La conveniencia de disparar con la bayoneta previamente armada, habría sido advertida por el nombrado general luego de la Batalla de Killiecrankie en 1689, donde la impetuosidad de los escoceses Highlanders al mando de Graham de Claverhouse, impidió a los ingleses fijar a tiempo sus bayonetas de tapón, para lanzarse al combate cuerpo a cuerpo. Existen sin embargo referencias que indican que esta nueva forma de fijar el arma blanca al fusil por medio de anillos, era ya conocida en Francia en 1678, ya que así describe el Mariscal de Puységur en Art de la Guerre (6), las bayonetas utilizadas por un regimiento francés antes de la Paz de Nimegue. Conforme a su descripción, estas bayonetas estaban desprovistas de guarnición o defensa, pero en su lugar llevaban un anillo de cobre y otro semejante en el pomo. Otra fuente indica que los suecos utilizaban en 1685, una espada cuyo puño se introducía no en el ánima del cañón, sino en dos anillos dispuestos a ese fin al costado del mismo; y que en un modelo posterior de 1692, la sujeción se complementaba con el accionar de un resorte ubicado en la empuñadura. Por lo que respecta a Inglaterra, si bien la bayoneta de anillos sugerida por Mackay fue inicialmente rechazada, habría sido tardíamente utilizada durante el reinado de Queen Anne (1702 – 1714).

Bayoneta de cubo.
Referencias: A) Cubo, B) Codo o codillo, C) Hoja, D) Punta.

La experimentación con el cubo se inició con tropiezos. Conforme a una versión, ya en 1688, habría presenciado Luis XIV un ejercicio de combate con “bayonnettes á douille” destinado al fracaso, debido entre otras causas a la falta de uniformidad en el diámetro externo del cañón de los mosquetes. Este primer obstáculo extensivo a otras naciones de Europa, fue más tarde salvado por la adopción de un cubo que presentaba además del clásico empalme de bayoneta en zigzag en el que traba el guión o el punto de bayoneta, una hendidura en todo su largo que permitía abrirlo o cerrarlo a voluntad, a fin de adecuarlo al diámetro irregular de los cañones; ingenio conocido entre los amateurs bajo la denominación “split socket bayonet” (bayoneta de cubo partido).

Patrick Nöel por su parte sostiene en Baionetts du Monde, (7) que el cubo y el codo aparecieron hacia 1695 y 1703 respectivamente. Este último tenía por objeto alejar la hoja de la boca del cañón, a fin de facilitar la operación de avancarga. Aunque la bayonetas de cubo presentaron en su origen una hoja plana provista de punta y filo, en general evolucionaron rápidamente hacia otra de tipo estrecha y aguda, concebida para herir de punta y con sección triangular, a la que los ingleses dotaron alrededor de 1750 de una suave curvatura y acanaladuras longitudinales en dos de sus caras; adosando desde 1725 en la base del cubo un collar de refuerzo. Este servirá más tarde y con algunas modificaciones de por medio, a una función complementaria de sujeción. (Hannoverian 1838 & George Lovell’s 1844, spring catches).

Con la invención del cubo, atribuida por Ewart Oakeshott en su acreditado European Weapons and Armour) (8) a Jean Martinet, inspector de Infantería del citado monarca francés, la bayoneta de tapón comenzó a ser lentamente reemplazada por sus limitaciones obvias como armamento militar, pero no ocurrió así en el campo deportivo donde su uso perduró, especialmente en España hasta la segunda mitad del Siglo XIX. En ese país se la conoce como bayoneta de taco o cuchillo de montería a la española, observándose especímenes de origen toledano, con empuñaduras de marfil y hojas finamente labradas.

Maguer que la bayoneta de cubo constituyó técnicamente un gran avance, a su tiempo se advirtió que fuera de su uso en el fusil, presentaba escasas posibilidades de ser empuñada eficazmente como arma independiente, siendo aventajada en este aspecto por su antecesora, la que en su concepción más acabada no dejaba de reunir guarnición y empuñadura. La falta de arriaz que obligó a dotar al infante de dos armas blancas (briquette y bayoneta), traerá aparejado, soluciones ensayadas de por medio, (9) la aparición del sable bayoneta con sujeción a resorte a fines del Siglo XVIII. Esta nueva arma, la que en razón de su contemporaneidad y sucesivas derivaciones excede el marco de este trabajo, observó dos etapas definidas en su primera evolución: la del Hirschfanger entre 1790 y 1840 y la que en ese último año inaugura Francia cuando basándose en un modelo prusiano de 1831,(10) introduce un modelo de hoja yatagán en el que la sujeción se realiza en lo esencial, mediante un pestillo accionado por un resorte plano ubicado en la empuñadura y en forma complementaria por un ojo o anillo en su guarnición de bronce, destinado a abrazar firmemente el cañón del fusil. (11) Razones de costo unitario limitaron en principio su uso a las tropas de elite, pero aún cuando este comenzó a acentuarse no quitó vigencia a la bayoneta de cubo, la que mantuvo su presencia en los ejércitos hasta fines del Siglo XIX y en alguna medida hasta nuestros días. Así al presentar la Fabrique Nationale belga su Carabine Automatique Légère M63, esta preveía la utilización de una bayoneta tubular producida en una sola pieza de acero, con apagallamas y sin codo, la que contribuía a la liviandad del conjunto para fines específicos.


Detalle de un cubo primitivo.
Referencias: A) Zigzag o empalme de bayoneta,
B) Muesca de inserción, C) Anillo de refuerzo.

El cubo mismo técnicamente considerado no había permanecido uniforme, del primitivo empalme de bayoneta consistente en un canal en ángulo recto, se evolucionó hacia la incorporación de:

aaa) Cubos desprovistos de junta y en los que la sujeción solo se realizaba mediante una muesca en su base, en la que trababa un muelle ubicado debajo del cañón. (Austria M 1798, Prusia M 1809 y 1839) (12)

bbb) Tornillos mariposa de ajuste que presionaban lateralmente sobre la pared externa del cañón para asegurar la fijación. (Suecia M 1696, M 1699, M 1701, M 1738, etc)

ccc) Resortes concebidos para sujetar el guión o el punto de bayoneta, fijados por un tornillo ubicado en la base o en la parte superior del cubo. (East India Company 1818 & Kyhl’s 1794, spring catches) (13)

Detalle de un cubo con anilla.
Referencias: A) Zigzag o empalme de bayoneta, B) Anilla trabadora,
C) Nariz con tornillo, D)Moldura, E) Ranura de inserción.

ddd) Anillas trabadoras giratorias con tope o clavillo, provistas de nariz y tornillo para controlar su rigidez. La primera anilla apareció en Francia en 1763 encontrándose ubicada en la base del cubo y montada sobre el collar de refuerzo. Un modelo posterior de 1774 abandonó el sistema, constituyendo el primero en el que la sujeción se realizaba de modo complementario por un broche – resorte ubicado en el casquillo de la caja. En 1777 la anilla fue reubicada en la mitad del cubo sobre una moldura o cornisa creada a ese fin, sistema que mejoró la fijación y fue extensamente adoptado en el mundo. Austria lo asoció a su característico slot en forma helicoidal. El collar de refuerzo en su concepción original desaparecerá y se verá frecuentemente a la ranura de inserción del guión, protegida por una pieza con su misma sección llamada puente.

eee) Cubo giratorio: este mecanismo identificado con el modelo estadounidense Trowell 1873, consiste en un tubo oval cuya parte posterior, provista de ranura y puente, puede girar 90° manteniendo aprisionado el resalte del punto de mira.

fff) Cabe finalmente mencionar a los cubos accionados por un pestillo a resorte, los que constituyen la última etapa en la evolución del sistema y constan de una parte móvil, visible o no, accionada por una tecla, botón o pieza basculante de destrabe. (Rusia Mosin Nagant 1891/30, Inglaterra Nro. 4 MKI, II, II* y III, Bélgica FN CAL M63, Suecia M 1867/69, etc)

Hasta aquí hemos reseñado en forma sucinta, el origen y evolución de los primeros tipos de bayoneta, un arma a la que cabe considerar entre las más modernas de las llamadas “edged weapons” y cuyo suceso fue señalado por Bardin , por lo que sus palabras servirán de epílogo: “por ella cesó la caballería de ser el terror de los infantes; el fuego de las líneas de batalla no fue ya considerado el único medio de combate, y la infantería llegó a constituir la principal base de los ejércitos.”



Referencias:


1)      F.J. Stephens. Bayonets, An Illustrated History and Reference Guide. London, 1968 (Apéndice: On the History of the Bayonets, por Sir Sibbald David Scott. (Vid pág. 56)

2)      Albert N. Hardin Jr. The American Bayonet, 1776 – 1964. Philadelphia, 1977 (Vid pág. 230)

3)      JOURNAL DE L’ARMEE. 3° Año, Tomo III°. Paris, 1835 (Vid. pág. 50)

4)      Robert Wilkinson – Latham. Swords in Colour. New York, 1978 (Vid pág. 99)

5)      William Reid. Histoire des Armes. Éditions Princesse. Paris, 1976 (Vid pág. 147)

6)      Mariscal de Puysegur. Art de la Guerre, Tomo 1. Paris,1749 (Vid pág. 220)

7)      Paul Kisling. Baionnettes du Monde. Adaptación de Patrick Nöel. Argout Éditions. Paris, 1982 (Vid pág. 2)

8)      Ewart Oakeshott. Europeans Weapons and Armour. Guilford & London, 1980 (Vid pág. 234)

9)      Una de ellas consistió en la utilización de empuñaduras de sables, en las que se fijaban las bayonetas de cubo mediante una prominencia que aquellas presentaban semejante al guión del fusil o al punto de bayoneta. La alternativa fue proveer al cubo de mayor longitud y un codo con guardamano, sobre el que se montó una hoja plana, provista de punta y filo, acanalada y vaciada a una mesa. (Vgr. Baker Bayonet de 1804, para voluntarios de la Universidad de Cambridge & Sword Socket Bayonet para voluntarios c. 1800, respectivamente).

10)  The Bayonet, An Evolution and History. Stony Strattford & Milton Keynes. Buckinghamshire, 1985 (Vid pág. 66)

11)  1) Con anterioridad Inglaterra había utilizado la Espada Bayoneta Baker de 1800 producida por la firma Osborne de Birmingham, la cual en atención a su diseño y mecanismo de fijación, debería ser incluida en la etapa del Hirschfanger (Diente de Venado). La hoja recurvada experimentada por Francia desde 1837, manteníase alejada de la boca del cañón sin interferir con la avancarga y evitando daños susceptibles de ser causados por acción de los gases originados con la deflagración de la pólvora. Aspectos estos cubiertos con la utilización del codo en la bayoneta de cubo. La doble curvatura permitía asimismo un uso adecuado de la punta, cuando estaba armada y acentuar en la utilización manual, los efectos del corte al herir en forma oblicua. 2) El pestillo del sable bayoneta se compone de: ranura, botón, resorte y diente. Este último, también llamado pico, se desplaza lateralmente bajo presión manteniendo libre la ranura.

12)  Austria introdujo en 1842 una bayoneta cuyo cubo presenta un breve y recto slot con ranura de inserción en la base y a través de la cual pasa el resorte-trabador. (Laukart spring catch).

13)  Otros resortes utilizados fueron: en Inglaterra el New Land Pattern de 1802 y en Francia el Modelo 1767 de forma semicircular y ubicación transversal.
 
  

 Nota: Publicado en Gente BOT, Año I°, Nro. 5, correspondiente a Septiembre de 1989 y en la Revista Magnum de Buenos Aires, Año II°, Nro. 14, de fecha Noviembre de 1990.  


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